Una secta es un grupo social depredador que practica el mimetismo y el señuelo.
Sí, claro que sí. En la definición ofrecida
hemos de distinguir sus tres términos principales: DEPREDADOR, MIMETISMO Y SEÑUELO.
DEPREDADOR: Una secta es siempre
mala, la secta es perversa. No existen las sectas buenas o neutras. La secta es depredadora,
término que uso como los otros dos (mimetismo y señuelo), basándome en un acercamiento
biológico que aplico al estudio (en tanto posible) de los grupos sociales.
Un depredador es aquel animal que da caza y muerte a otro. La depredación no tiene por qué
ser únicamente interespecífica (una especie depreda a otra), sino que también se da el caso de la
intraespecífica (miembros de una especie son depredadores en ciertas circunstancias de
miembros de la misma especie). En nuestro caso de depredación social, ésta se circunscribe
a todo lo que podemos llamar agresión. Consiste la agresión en acometer a alguien con el
fin de causarle daño, perjuicio, herirlo o matarlo.
MIMETISMO: Ocurre cuando un organismo aparenta ser otro distinto. Es el caso de algunas especies
de moscas que simulan por sus colores y rayas amarillas y negras la apariencia de una avispa,
y así evitan ser comidas por sus potenciales enemigos.
SEÑUELO: Un señuelo es algo que pretende atraer o persuadir.
El señuelo debe de estar presente junto con el mimetismo para poder hablar de secta.
Ambos elementos son necesarios, deben existir los dos al tiempo. El señuelo con mimetismo
tiene un caso paradigmático en el mundo animal, y es el conocido ejemplo de una especie de serpiente
que vive en el desierto y que deja enterrado su cuerpo en la arena. No obstante, permite que
su cola sobresalga de ella al descubierto y tiene forma de lombriz, la cual atrae a los pájaros.
Este señuelo llama la atención sobre la víctima. La serpiente se hace pasar por una lombriz.
Cuando algún pajarillo intenta comer la lombriz lo que encuentra es su muerte. El señuelo ha
funcionado y la verdadera realidad es que no había ni hubo nunca lombriz, sino otro
organismo, una serpiente que ahora le ha dado caza. El nombre científico de esta serpiente
es Agkistrodon contortrix, conocida como cabeza de cobre o Copperhead. La Copperhead es
quizás es mejor ejemplo que podemos dar en el mundo animal de una secta. Otro ejemplo muy
clarificador es el de la Dionaea Muscipula, que es la planta carnívora atrapamoscas más
conocida. También aquí tenemos a un organismo depredador que simula -mimetismo- ser una
planta como cualquier otra ofreciendo su polen a los insectos; este señuelo hace que aquellos
insectos que entran dentro de su doble hoja acaben atrapados al cerrarse estas. Ambos animales,
la Agkistrodon contortrix y la Dionaea Muscipula son los iconos de nuestra Web. Estos son en el mundo animal ejemplos de lo que es una secta, un
organismo social que tiene ambos componentes, el mimetismo y el señuelo. A la vez, los dos.
Una estructura que se hace pasar por otra distinta, escondiendo sus verdaderos intereses,
intereses depredadores, y un señuelo, ligado siempre al mimetismo: salud, bienestar,
respuestas a preguntas, acercamiento a la divinidad, dinero y poder, amigos, fraternidad,… Mi definición, como tal, es nueva;
sin embargo, no seríamos conformes a la verdad si no dijéramos que ya muchas veces se ha
mencionado por algunos especialistas que las sectas ocultan sus verdaderos intereses o que
ofrecen una cara lavada. No obstante, esta característica ha sido siempre indicada como una
más entre muchas otras, y jamás como criterio base o principal a la hora de marcarlo como
discriminatorio: como el criterio de demarcación. Esto es lo que yo considero, junto
con el hecho de haber profundizado en el sentido de estos matices y ligarlo al concepto
de señuelo, colocando otros aspectos (el psicológico de la
persuasión coercitiva, y el judicial-criminal de lo delictivo de ello y del quebranto de
derechos humanos) por debajo de ellos, como corolarios o derivados,
y eliminando cualquier otro rasgo, que pasa a ser absolutamente
secundario. Lo que nosotros mostramos es que
la raíz definitoria y clasificadora a modo de un criterio demarcador viene expresada en estos
elementos antes mencionados, la depredación, el mimetismo y el señuelo. Claro. Vamos a ir viéndolo con un pequeño listado
de características que se han solido dar y se siguen dando para definir una secta. En general
los autores se centran en los siguientes términos, tomando uno o varios de ellos: Seguramente las características arriba enumeradas –usadas en parte, más
o menos ampliamente, por los diferentes autores que se han ocupado y se ocupan de estos temas- le
suenen, o le parezcan correctas, sin embargo creemos que no son la clave que distingue una
secta de un grupo que no lo es. Ninguna de estas características por sí sola discierne entre secta y no secta.
Tampoco ninguna agrupación de ellas, en el número que sea. Siempre tendremos casos de sectas
que queden fuera y grupos que no siéndolo entren dentro. Por otro lado pensamos que no es este
el modo de proceder a la hora de decantarse por una definición buena o adcuada de secta. Sólo
la conjunción de la depredación con mimetismo y señuelo sí creemos que es criterio definitorio.
Vayamos ahora a qué definición es mejor que otra. Será mejor si da mejor respuesta que otros criterios. No debemos olvidar que las definiciones son etiquetas, son inventos que usamos para atender a realidades que estudiamos y que pretendemos conocer. Una buena etiqueta ayuda a conocer mejor, a profundizar en la realidad. Las etiquetas (o definiciones) que otros autores han planteado han resultado a nuestro entender insuficientes, no han sido buenas algunas de ellas, otras nos han parecido mucho mejores. Algunas de las mejores a mí me han resultado muy útiles durante mucho tiempo, pero tenían sus peros, tenían serias limitaciones, Por eso ofrecemos otra nueva, distinta, basada en términos de la biología para hacer referencia a realidades humanas, a creaciones humanas, instituciones sociales, comportamientos humanos.
Si esta definición resuelve los inconvenientes de las otras, y no cae en otros nuevos que aquellas resolvían, si además ofrece nuevas pistas para entender el fenómeno bajo estudio, si ofrece una línea de demarcación clara y distinta bajo la cual unos grupos son considerados como tales y otros no, si en el colectivo mental de los ciudadanos encaja en lo que ellos suelen llamar secta en gran medida no creando una definición totalmente ajena que suponga confusión, y les sirve a ellos, así como a los profesionales que estudian el fenómeno, para distinguir unos grupos de otros, entonces podemos decir que tenemos una buena demarcación, una buena etiqueta, una definición útil, mejor que las anteriores.
Imaginemos que sólo se da el mimetismo, y no hubiera señuelo. Sería el caso de un grupo que podría calificarse de tapadera, como en la mafia. Una organización que se hace pasar por otra simplemente para esconder su verdadera cara, ilegal, malvada, depredadora. No hay señuelo, no se pretende atraer a nadie. Si alguien fuera a esta empresa a entrar dentro, a trabajar en ella, o bien no se le permitiría, o bien no se le mostraría nunca nada horrible de ella, no habría despersonalización, simplemente esta persona pensaría que esa organización se dedica a tal negocio, cuando no es cierto el caso. Se trataría de un negocio que ocultaría un lavado de dinero o una fiscalización ilegal de otros negocios. Al no haber señuelo no se atrae a nadie, y las sectas lo que quieres es ser atractivas, es que la gente vaya hacia ellas. Por eso usan de elementos que potencialmente atraen, como la religión, la filosofía, la salud, etc.
Supongamos que ahora lo que existe es el señuelo pero no existe el mimetismo. No sería este el caso de una secta, porque yo le digo a alguien que si viene a mi local u organización voy a curar sus enfermedades, y cuando llega le decimos que debe darnos un 10% de sus ingresos, y que vamos a controlar su sexualidad así como a impedirle comer carme u otros alimentos, así como va a trabajar 6 horas gratuitas al día para nosotros. Eso no es una secta tampoco. Esto además no funcionaría, nadie quedaría atrapado por este grupo. Si no hay mimetismo es como el anterior ejemplo de aquellas moscas que mimetizan en avispas; ser como una avispa no es precisamente un señuelo para una mosca, no atrae, todo lo contrario. Un organismo sectario no pretende repeler, sino atraer.
Como vemos se precisan los dos elementos: mimetismo y señuelo.
Efectivamente, así es. Para ello, repase el listado de la cuestión V y lo verá claramente. Los grupos terroristas caerían para muchos autores estudiosos de las sectas en su definición. En un grupo terrorista se dan los elementos de captación y mantenimiento de los miembros usando de la persuasión coercitiva para hacerles creer en las ideas del grupo, incluso para llevarles a cometer crímenes y sentirles convencidos de ello, así como incluso llevarles a sacrificarse por los ideales del grupo. Este grupo da calor, ofrece respuestas simples a las preguntas de los miembros, suele ser totalitario, dogmático, corta los lazos de los miembros con la familia en mayor o menor grado, casi siempre alto grado, supone dedicarse a él, regalarle el tiempo, dinero…. Por ello entraría en las definiciones centradas en lo jurídico-criminológico y en lo psicológico, tal y como hemos mostrado antes.
Ocurre no obstante que según nuestro criterio, estos grupos son terroristas, no usan de mimetismo, no aparentan ser lo que no son. Cuando uno entra en un grupo terrorista no lo hace porque pensaba que se dedicaban a otra cosa, entra porque cree en buena parte en sus idea e ideales, por la muerte de algún familiar o amigo, por lo que sea, pero nunca porque suponía que era otra cosa totalmente distinta; eso nunca. No son sectas los grupos terroristas bajo nuestra definición.
Efectivamente, son elementos que considero fundamentales, pero que surgen de manera natural de nuestra definición. Veamos cómo. Dijimos que ambos elementos, lo psicológico y lo jurídico eran planos fundamentales para mi etiquetación, para una línea de demarcación, pero que no eran la línea demarcadora en cuanto tales. Profundicemos en ello.
En tanto que existe el engaño, el mimetismo, y el señuelo, que se usa para atraer hacia el engaño, y ello con fines perversos, depredadores, se está dando un quebranto o conculcación de derechos humanos. Aquí tenemos la ligazón con lo jurídico y lo criminal. Por eso las sectas son malas, hay que mostrar sus verdaderos fines, son perversas con las personas, usan de ellas, las destrozan en mayor o menor grado, son objeto de pena judicial.
Veamos ahora el aspecto de la despersonalización. Hay una tendencia a considerar este elemento como el que diría que un grupo es una secta o no, sin embargo no es este criterio válido, pues entrarían grupos terroristas o pandilleros en la definición de secta. No es algo que parezca que sea clarificador. Creemos que las cosas ocurren de otro modo. Todos los grupos sectarios usan de las técnicas de persuasión coercitiva, pero no todos los grupos que usan de ellas son sectas. Si volvemos al ejemplo de la biología veremos que en el Reino de los animales y los vegetales no existe la policía o las fuerzas de seguridad, así como tampoco existe la justicia y sus estructuras. En este mundo botánico-zoológico, si yo engaño a un animal en ese instante me abalanzo sobre él y lo devoro, aunque me vean otros animales. Quien me vea no va a avisar a nadie, a ninguna fuerza policial o judicial. Pero entre los seres humanos, si hiciera eso -que a veces ocurre- o bien lo hago sin que me vean, sin dejar pistas, o bien deberé de eliminar a los posibles testigos. Si lo que tenemos aquí son organizaciones criminales como las sectas, lo que deberé de hacer es pasar desapercibido, cometer los delitos sin que salten demasiado a la vista, convencer a la gente de ser lo que no soy, tener gente dispuesta, dentro de la organización, para decir que aquello no es malo, sino que es un buen lugar. Incluso, debido al proceso despersonalizador, hacer que las víctimas de cierta forma se sientan bien dentro de la secta, hagan lo que hacen de manera "libre", "voluntaria", porque lo desean. Nadie les obligó a ir, ellos fueron porque quisieron, están allí porque quieren y hacen lo que hacen porque lo desean. Eso precisa de un proceso fuerte de despersonalización, lento, elaborado,…. El fin de este proceso es para depredar a las víctimas, y ello porque si no se hiciera de esa forma sería imposible su existencia ya que serían organismos que roban, violan, esclavizan a sus miembros sin "consentimiento" de ellos, desde el primer día, y eso levantaría sospechas fácilmente llevando al desmantelamiento de la organización. Por ello el aspecto de la despersonalización deviene como elemento social necesario en la estructura mimética-con-señuelo para subsistir dentro de la sociedad.
Todas las definiciones de secta dejan fuera a algunos grupos y dentro a otros. Por lo general
muchas de ellas presentan una similitud grande, y los grupos de sectas que son considerados
como tales, en general coinciden entre los especialistas, aunque algunas veces unos metan a
unos y no a otros, y otros no consideren a aquellos y sí a otros distintos…
Mi criterio deja dentro a muchos de los grupos que son considerados sectas
por la mayoría de los grandes especialistas, sin embargo, deja fuera a grupos que suelen ser
considerados sectas muchas veces. Entre ellos, los grupos fundamentalistas y los grupos
satánicos. Pero que una vez considerados, quedan mejor incluso fuera, pues su abordaje es
muy distinto a los considerados como sectas por su mimetismo y su señuelo.
Esto puede parecer extraño. No son sectas bajo nuestro criterio. Y este es un error muy común
en Latinoamérica donde se les mete en el mismo saco, diciendo que los grupos fundamentalistas
son sectas, a veces incluso hablando de "sectas fundamentalistas".
Centrémonos en un origen cristiano y analicemos el caso de grupos extremos cristianos que
interpretan la Biblia de manera fundamentalista, es decir, literalista, sin un conocimiento
hermenéutico o teológico-bíblico. Estos grupos no tienen mimetismo, no dicen ser lo que no
son. Ya desde sus programas de radio, televisión, sus revistas, o el primer encuentro en la
calle, dicen en el primer momento lo que hacen y cómo piensan.
Que aparte crean y afirmen curaciones milagrosas y exorcismos, no hace sino corroborar
su lectura literalista de ciertos fragmentos de las Escrituras bíblicas. Estos grupos por lo
tanto no encajan en nuestra definición, y su acercamiento es distinto. No podemos decir que
mientan deliberadamente, que escondan lo que no son, que por ello haya que condenarlos o
tomar acciones legales contra ellos. Simplemente interpretan lo que leen, sin pararse
a suponer que los textos que leen son escritos de hace al menos 2000 años y merecen un
acercamiento literario crítico. No podemos acercarnos a unos textos y leerlos como si
leyéramos siempre un texto histórico o una crónica, hay que ver la historia, el análisis
de las formas, de la pseudoepigrafía, el análisis de contexto literario, la mentalidad de
los escritores de los textos, su visión del mundo, etc.
Es necesaria una mejor formación de las personas para una correcta
comprensión de los textos, pero no debemos pensar que estos grupos manipulan conscientemente a sus
miembros mostrando lo que no son.
Cosa distinta es que un grupo que muestra ser fundamentalista tenga otra
cara distinta, y sea una organización que basándose en la credulidad de mucha gente, en su
necesidad de trascendencia, en su enfermedad y búsqueda de la salud, en su ansia de solución
a distintos problemas, y en su desconocimiento de una interpretación bíblica formada abuse de
ellas para sacarles el dinero (diezmos, o más incluso), trabajen para los líderes, y abusen
incluso de ellos de otras formas en base a los textos revelados, que ni les interesan ni
creen en esas lecturas fundamentalistas. Esto es cosa distinta y sí lleva a ver en este
grupo una secta y por ello a denunciarlo y tomar las consideraciones legales y policiales
acordes a tales comportamientos.
La común confusión entre sectas y grupos fundamentalistas queda despejada
con el distinto acercamiento y respuesta. Para las primeras hay delitos y son
objeto de penas legales, pero para los grupos fundamentalistas el abordaje es incidir en el correcto
sentido a los textos sagrados sacándolos de la estrecha visión literalista. Los grupos
fundamentalistas no son grupos que deban estar bajo la mirada de las estructuras legales y policiales
de ningún país. Un mayor desarrollo de esta cuestión del fundamentalismo bíblico,
aquí.
Eso es. Las sectas satánicas consideradas satánicas en el sentido más
corriente del término -porque el satanismo es algo mucho más amplio y complejo de lo que
pueda parecer a primera vista-, es decir, aquellas que pretenden hacer el mal, que adoran
al Diablo o seres considerados agentes del mal, con rituales maléficos, de denigración de
las religiones establecidas, en especial el cristianismo católico, que realicen actos de
mutilación y muerte de animales, y/o de personas, son grupos peligrosos, pero no son sectas.
La confusión está en que al ser dañinos, religiosos y con ciertos rituales y prácticas, se
han asociado con las sectas, pero no son tales. Por otro lado está la tendencia fuertemente
arraigada y que arrastramos desde el medievo, de tomar a estos grupos como grupos
anti-religiosos, ligados a la herejía, o mejor dicho, al sacrilegio. Pero no son
sectas.
Nadie cae atrapado en una secta satánica, a no ser que quieras pertenecer
a ella, y sólo si ella consiente en que entres a pertenecer a la misma. El proceso de
captación no tiene ningún señuelo, más bien todo lo contrario. Uno no se acerca a una
secta satánica, sino que es la secta la que conociendo el comportamiento del futuro
miembro acaba pidiéndole su membresía. Esto suele ser oculto y con un pacto de silencio
tras tiempo de análisis y certificación de que esa persona cumplirá con los objetivos del
grupo satánico. Tampoco hay mimetismo, ya que la secta satánica no pretende hacerse pasar
por lo que no es. Es un grupo satánico, y simplemente intenta pasar desapercibido, sin ser
visto, y ello porque es malo en sí mismo. No hay mimetismo, hay ocultación, y a veces ni ocultación,
sino simple mostración, siendo el grupo conocido públicamente, pero lo que nunca existe es
el mimetismo.
Sin embargo, imaginemos la siguiente situación, no irreal: un grupo
contestatario del cristianismo, que intenta vivir sin normas, anti-social, contra corriente
tal y como la sociedad marca, donde sus miembros dicen vivir con plena conciencia de ser
dueños absolutos de sus vidas y que pretende desarrollarse teniendo como único dios su
persona, pretendiendo no dar cuentas a nada ni a nadie, donde el egoísmo es su primera y
única ley. Ofrece además una serie de rituales de tintes diabólicos, una música con letras
del mismo tenor, una camaradería acogedora al estilo de las grutas del satanismo, posee unos
libros que considera sagrados... Creo -y ahí están los datos- que un grupo así puede ser muy
atrayente a cierta edad en la vida de muchas personas. Sin embargo, conforme uno va entrando
más y más en dicho grupo se le va pidiendo más y más sumisión a los líderes o al líder, los
cuales usan y abusan manipuladoramente de los adeptos que no son fundadores del grupo,
llegando incluso a realizar actos denigrantes sobre ellos, y amenazándoles si se niegan a
realizar ciertos actos, como pueden ser la intimidación o la extorsión, el robo, o incluso
el asesinato. En este caso sí estaríamos ante un grupo sectario, pero no por ser satánico,
sino por haber engañado a sus miembros cuando entraban en él, por haberles mostrado una cara
que luego fue otra, por haber usado del mimetismo, y tener un señuelo.
Una sociedad secreta es eso, una sociedad secreta, que no se publicita como lo hacen otros
grupos. Es secreta porque no pretende que sea pública en cuanto a sus comportamientos, en
cuanto a sus características, en cuanto a sus actuaciones, en cuanto a sus miembros, etc. El grado de secretismo varía
según el propio grupo. Pero no es un grupo que muestre algo que no es, no se mimetiza,
simplemente quiere pasar desapercibido, como sociedad, como grupo, y en cuanto a sus
miembros. El hecho de que algo sea secreto no tiene por qué significar que sus actividades
o sus miembros sean culpables de algo malo. No es un delito, ni debe de serlo, actuar en
secreto, ni el decir a qué grupos se pertenece debe ser obligatorio.
Cosa distinta es un grupo del tipo guerrilla que se esconde para perpetrar
sus atentados o sus robos o raptos. Este grupo, que muestra a las claras lo que es, un grupo
delictivo, no se mimetiza ni usa señuelo, no es una secta. Este grupo -la guerrilla- se
esconde de las fuerzas de seguridad en cuanto grupo y en cuanto a sus miembros. Pero eso no
significa que cualquier sociedad secreta tenga que ser mala, ni cometer actos delictivos.
Simplemente es secreta. Tiene procesos de iniciación y de grados que no deben ser conocidos,
y simplemente deja conocer cierta parte de sus ideas a los que quieran acercarse a ellos,
pero no más de lo estrictamente necesario. Si se diera el caso de que lo que inicialmente
revela y pretende ser fuera una cara distinta a lo que verdaderamente es, y en ese poco que
deja entrever usa señuelo, sí tendríamos una secta. Personalmente, en concreto con la
masonería, no creo que se trate de una secta. Sería el caso de un organismo que pretende
pasar desapercibido en buena parte en un entorno sin ser peligroso para los organismos que
en ese mismo ecosistema social se desarrollan y viven.
No, este criterio no es útil, es más, no es un criterio de discernimiento entre grupos que
sean secta o no, como ya explicamos, pero vamos a explicarlo en mayor
profundidad. Considero que es un error común, aunque no tanto como podía serlo hace unos años.
Hay sectas que son no religiosas, siempre que entren dentro del criterio dado arriba de
discriminación.
No obstante, creo que hay razones muy poderosas para que los grupos
sectarios se presenten con un carácter religioso: como hemos dicho la secta presenta una cara
amable o señuelo. La religión ocupa dentro de la antropología humana un universo muy
atrayente a muchas personas, por lo que si un grupo sectario se barniza con una fuerte
capa de religiosidad atrayente para el público en el que se va a insertar, la sociedad o
ecosistema en el que pretende crecer y alimentarse, logrará más fácilmente sus objetivos.
Personalmente creo que la religión es el nivel de estructuración personal más alto que tienen
las personas, el sentido de trascendencia, posiblemente inserto
en todo el entramado humano. Aquí residen elementos de religación, lo atrayente, lo
tremendo, lo prohibido, lo fascinante. Todo eso es el mundo de lo religioso, de lo
trascendente. Es por ello que los grupos más peligrosos entre las sectas sean posiblemente
los de carácter religioso, porque ofrecen un señuelo sumamente atractivo.
Verdaderamente no lo sé. No conozco ninguna secta dentro de ninguna de las grandes
religiones, y aunque soy cristiano católico y conozco algo mejor esta religión y su
estructura no conozco ninguna secta dentro de la misma catolicidad. No digo que no existan.
Esto supondría un estudio de una envergadura por lo serio y lo amplio que no me corresponde
por los medios que poseo. No conozco ningún grupo interno a ninguna religión establecida
que tenga las características de mimetismo y señuelo.
Ahora posteriormente seguiré con esta respuesta, pero antes
permítanme saltar de tema contestando de cierta forma la pregunta. La reformularé de esta
otra manera: ¿es posible la existencia de sectas dentro de las religiones existentes, incluido
el cristianismo, o el mismo catolicismo? Se suele decir que no desde dentro de ellas. Se dice
que no porque una secta no es una religión, pero ya hemos visto que no vale este criterio.
También se dice que no porque existe una cabeza o una institución que impide que haya
desgajamiento o seguimiento de un líder que suponga una escisión. No obstante, ha quedado
claro que este no es criterio de discernimiento, por lo que es posible que dentro de
cualquier religión puedan surgir grupos sectarios, grupos que amparados por un cierto
credo, unas doctrinas y unas prácticas consideradas aceptadas por una sociedad, realmente
sean una organización mimetizada con su señuelo (la misma religión, atrayente para mucha
gente). Es más, es posible que toda la religión misma evolucione y pueda convertirse,
ayudándose de un respetable pasado, en una secta, lo que significaría pasar a ser un
organismo sectario de una potencia y una destrucción extraordinaria.
Volvamos ahora ya a la pregunta por la existencia de sectas en la Iglesia
Católica. Se suele escuchar a veces que hay sectas en la Iglesia Católica, y se
cita a algunos grupos, o Nuevos Movimientos Eclesiales, que se denotan con adjetivos como
"tradicionalistas" (en moral y liturgia sobre todo). No obstante, pongamos un ejemplo mucho más
radical, el de la vida monacal femenina, o masculina, y analicémoslo. Pensemos en un grupo
que hace votos perpetuos de castidad, pobreza y obediencia, junto con el de permanencia al
lugar donde entran (monasterio), que no suelen salir al exterior más que por razones muy
extraordinarias, que reciben a amigos y familiares a través de rejas, que no tienen opción
de ocio fuera de un mismo edificio, o de disponer de su dinero, que tienen un sacerdote que
les dirige espiritualmente y otras personas que las forman, que visten igual, que siguen
unos horarios de oración, meditación y trabajo regulados, de alimentación, incluso con
cortes en las horas de sueño para los cantos y las meditaciones,…. Estos elementos podrían
ser los de una secta, y verdaderamente hay sectas que no cumplen muchos de ellos, pero que
por tener solamente algunos, ya son denominados generalmente como tales.
Si repasamos los elementos que hemos mencionado dentro de la vida monacal,
vemos que ninguno de ellos, ya sea el relativo al uso y disfrute del propio dinero, o el de
el horario reglado, o la imposibilidad de salir del convento a voluntad, o cualquier otro,
no tienen que ver con el mimetismo, pues la vida religiosa de los monjes y monjas no dicen
a los que a ellos se acercan que allí se dispone del dinero a voluntad, o que se entra y
sale cuando se desea, o que no hay ningún tipo de horario, etc. Tampoco hay señuelo, a
nadie se le ofrece un paraíso material de ningún tipo, facilón, de holganza y vida disipada,
ociosa o de lujo, prosperidad material, libertinaje continuo... Nada de eso existe. No hay
mimetismo alguno, y más que señuelo, a los ojos humanos más materialistas, poco atractiva
es la vida de estas personas. Es por lo tanto un gran error calificar a la vida religiosa
monacal de secta. Lo mismo para el resto de grupos a veces tildados como sectarios dentro
de la Iglesia Católica, por el uso de diezmos o entrega de parte del sueldo al grupo
eclesial, la amplia dedicación a labores pastorales, ideas morales no muy en moda en
el occidente actual, la participación en oraciones, el afán evangelizador, la dedicación de
parte amplia del tiempo a convivir con miembros del mismo grupo, la uniformidad en algunos
planteamientos doctrinales,… Nada de estos elementos significan mimetismo ni señuelo. No
podemos hablar de secta.
En estos grupos católicos mencionados, o de cualquier otra religión,
antes de entrar, uno conoce perfectamente lo que se va a encontrar, no hay mimetismo, no
se oculta la verdad, y de señuelo, verdaderamente poco, a los ojos humanos puramente
materiales, como ya hemos dicho, lo que lleva a que estos grupos no puedan calificarse
como secta. Es más, en la vida religiosa, sacerdotal, o monacal, o de Institutos Laicales,
u otras formas eclesiales, el proceso primero antes de darse la pertenencia más dedicada al
grupo, la etapa de acercamiento y conocimiento, que tiene distintos nombres, prenoviciado
y noviciado, prueba, neofitado, etc., su fin no es otro que el conocer más profundamente cómo
habrá de ser allí la vida, y uno opta libremente por continuar o marcharse, y ello
en cualquier momento. La libertad es fundamental y el conocimiento de donde está uno, y eso
no existe en las sectas, que engañan, se enmascaran, ofreciendo espejismos atractivos y
seduciendo. No se da ninguno de los dos elementos necesarios de la definición
(mimetismo + señuelo), no son por lo tanto sectas ninguno de estos grupos católicos ni de
otras religiones que entren dentro de este mismo análisis.
Consideramos que este criterio, que es una etiqueta, como ya expusimos, ofrece una línea de
demarcación útil para conocer el fenómeno de las sectas. Nuestro criterio deja elementos
como el número de miembros, el aspecto ideológico, el que el grupo sea o no religioso,
cuándo surgió, entre otros, como elementos no importantes en el criterio.
Por otro lado asume las características de grupo criminal y lesivo a la
persona, así como los aspectos de despersonalización, pero enmarcándolos y explicándolos en
el proceso de biología social que hemos expuesto, donde toman su significado y se explican
como necesarios en el proceso de mimetismo y señuelo, así como de depredación.
Es desde aquí donde grupos terroristas u otros grupos que usan de la
persuasión coercitiva quedan fuera de nuestro criterio, mejorando la distinción y afinando
el verdadero sentido de grupos como las sociedades secretas, o los grupos fundamentalistas
de cualquier signo religioso, entre otros.
Efectivamente. Tendemos a pensar los problemas de manera estática. Quiero decir, consideramos
que un grupo es así, por ahora y por siempre, lo que no es cierto. Antropológicamente las
personas vamos cambiando, y sociológicamente también los grupos humanos. Esto significa que
grupos que no eran sectas pueden convertirse en tales, y al revés, siempre que tomen a no
los aspectos resaltados en la definición dada.
Pero no sólo eso. Nuestra aproximación desde la biología nos lleva a una
consideración más interesante, y que es novedosa, al tiempo que creemos provechosa. Las sectas, como organismos sociales que
son, tienden a evolucionar. Son estructuras depredadoras, y conforme a la lucha por su
supervivencia luchan contra la sociedad, que les ataca desde las víctimas y familiares,
las asociaciones de estudio de las sectas, los organismos policiales y judiciales, etc.
Esto les lleva a o bien ser descubiertas, y a veces a morir (si no mueren antes en su proceso interno
por luchas intestinas, o por la muerte del líder, que es siempre un Rubicón considerable),
o bien a perfeccionarse, como cualquier organismo biológico. Así la secta tiende a mejorar
su mimetismo y su señuelo, o bien a cambiarlos, uno, el otro, o los dos, levemente o
grandemente. Se trata de subsistir, se trata de modificarse, se trata de depredar más y
mejor. Este aspecto biológico lleva a una lucha continua entre las sectas y la sociedad o
entorno en el que viven. Y les lleva a tener distintos matices de mimetismo y señuelo incluso
según los ambientes sociales en los que se desarrollen, dependiendo de los países, los continentes,
las víctimas... Las sectas que se mantienen en el
tiempo son sectas que no han logrado ser desenmascaradas, y por ello son más fuertes, lo que
lleva a que debemos de luchar mejor contra ellas, a avanzar en las técnicas de conocimiento de ellas, a
mejorar la lucha desde las asociaciones de expertos en sectas, a mejorar el conocimiento
por parte de la sociedad y de los poderes judiciales y policiales.
Correcto, eso es. Personalmente creo que las sectas que surjan en el futuro con el desarrollo
tecnológico, biológico y psicológico darán lugar a organismos sectarios que serán mucho más
fuertes, mejores preparados para depredar que los que hasta ahora conocemos. Las técnicas de
encubrimiento se mejorarán, también lo señuelos. Y serán muy buenos, muy evolucionados,
contarán con los errores y aciertos de sectas ya existentes o inexistentes ya, y aprenderán
de ellos, y mejorarán a las anteriores sectas, y serán más difíciles de combatir. Así ha sido
siempre, y así seguirá siendo. Los que estamos del otro lado deberemos redoblar nuestro
conocimiento y deberemos mejorar también. En esa lucha estamos.